

UN SUBTE QUE SE CONVIRTIÓ EN VAGÓN DE LECTORES
Este sábado, la Línea D del subte porteño vivió una experiencia diferente: la estación Congreso de Tucumán se transformó en un punto de encuentro cultural donde los pasajeros pudieron compartir lecturas, intercambiar libros y redescubrir la literatura en un espacio cotidiano. La actividad buscó integrar la lectura a la rutina diaria de los vecinos y acercar los libros a un público amplio y diverso.
La jornada incluyó una suelta de ejemplares de grandes autores, que fueron distribuidos en asientos, molinetes y escaleras de la estación. La sorpresa de los usuarios al encontrar un libro en su camino generó un momento de pausa y reflexión, invitando a muchos a llevarse un ejemplar para leer durante el viaje o en sus hogares. La acción buscó que los libros circularan de mano en mano, promoviendo la idea de que la lectura también puede ser un acto comunitario.
La propuesta, llamada “Vagón de lectores”, es impulsada por la booktuber Cecilia Bona, quien desde hace años trabaja en iniciativas que acercan los libros a nuevos lectores. Su objetivo es transformar la experiencia de leer en algo compartido, demostrando que los libros pueden ser un punto de encuentro y diálogo entre personas que no se conocen, pero que comparten la pasión por la literatura.
El evento formó parte del ciclo Jornadas Borges, una serie de actividades que celebran el nacimiento de Jorge Luis Borges, uno de los escritores más influyentes de la literatura argentina y universal. A través de estas acciones, se busca mantener viva su obra y, al mismo tiempo, estimular el hábito de la lectura en espacios públicos no tradicionales.
Más allá de la entrega de libros, la estación fue ambientada especialmente para la ocasión, con señalética alusiva, mensajes que invitaban a leer y un clima festivo que convirtió a un día de viaje común en una experiencia cultural distinta. De esta manera, el subte se convirtió en un escenario donde la literatura se integró con la vida urbana, sorprendiendo a los pasajeros y reforzando la idea de que los espacios públicos pueden ser también espacios de aprendizaje, reflexión y cultura.
El impacto de la propuesta trasciende la acción puntual: plantea la posibilidad de repensar cómo y dónde se promueve la lectura, llevándola a lugares donde la gente no siempre espera encontrarla. Así, un simple viaje en subte se transformó en la oportunidad de descubrir un autor, iniciar una charla entre desconocidos o volver a conectar con el placer de leer.
Con iniciativas como esta, Buenos Aires reafirma su identidad como ciudad cultural y demuestra que los libros pueden viajar tanto como sus lectores, acompañándolos en cada trayecto y transformando un recorrido cotidiano en un viaje literario.